El Salmo 136 es una invitación a la alabanza y adoración a Dios por cada una de las cosas poderosas y maravillosas que ha hecho por Israel. Nos da 22 acciones que Dios ha realizado por su pueblo y cada una de estas acciones reafirman que la misericordia y el amor de Dios es eterno. Entre todas estas acciones encontramos en el versículo 16 que dice “Al que pastoreó a su pueblo por el desierto”; lo cual me sorprendió. Estoy segura que ninguna de nosotras consideraría una bendición pasar por el desierto. Es algo a lo que muchas veces rehuimos en nuestra vida.
Cuando pensamos en desierto, nos imaginamos un lugar de esterilidad, soledad, incomodidad y adaptación. Hay un libro muy bello llamado “Pies de ciervas en los lugares altos”, en el cual se hace referencia al desierto como un lugar en el que el grano (o sea, el individuo) es molido, triturado, trillado y/o machacado para convertirse en harina fina y poder ser luego amasado en pan para otras personas. El desierto también se asemeja a un horno en el cual las piedras preciosas son refinadas. De manera que para nosotras, el desierto puede representar un lugar de proceso, sufrimiento y transformación. Para Israel, ¿qué representaba el desierto?
Israel había pasado más de 400 años en Egipto, habían desarrollado una mentalidad de esclavitud. Dios estaba llevándolos a la tierra prometida, donde tendrían que pelear, conquistar y poseer. Pasarían de ser esclavos, con mentalidad limitada y de escasez a ser propietarios, amos y señores. ¿Cómo podían tener siquiera el valor de enfrentarse a gente poderosa en una guerra cuerpo a cuerpo para poder conquistar ese territorio? Pues solamente pasando por el desierto.
De esta misma forma, Dios nos ha encontrado a nosotras: heridas, venimos de ser esclavas del mundo, de su forma de pensar y sus paradigmas; pero sostenemos en nuestro corazón la promesa de plenitud, sanidad, y abundante bendición. Son promesas que hay que conquistar. Necesitamos tener una mente transformada para poder poseer la tierra prometida que Dios nos ha ofrecido, necesitamos pasar por el desierto.
De manera que si estás sintiendo que esta temporada es como un desierto para ti, quiero darte buenas noticias.
- En el desierto Dios te demostrará que él puede ser tu todo. Dios pudo alimentar a Israel, fue su sombra en medio del sol abrasador, su cobijo en la noche fría, su guía cuando no sabían qué camino tomar. Dios está cambiando tu mentalidad para que puedas reconocer que él es el único que puede saciarte, guiarte, protegerte y sostenerte.
- En el desierto Dios hablará a tu corazón. Oseas 2:14-17 (TLA) dice: “a pesar de todo eso, llevaré a Israel al desierto, y allí, con mucho cariño, haré que se vuelva a enamorar de mí. Le devolveré sus viñas y convertiré su desgracia en gran bendición. Volverá a responderme como cuando era joven, como cuando salió de Egipto. Ya no volverá a serme infiel adorando a otros dioses, sino que me reconocerá como su único Dios.” Sé que muchas veces se te hace difícil dejarte amar por Dios, porque crees que no eres suficiente; pero Dios está atrayéndote al desierto para hablarte con amor y hacerte ver quién eres para él. Va a ser un tiempo de tal transformación que dejarás de buscar plenitud en otros lugares y la encontrarás en Dios.
- En el desierto serás transformada y restaurada. Isaías 54:11-12 (TLA) “Ciudad de Jerusalén, ahora estás oprimida y atormentada, y no hay nadie quete consuele. Pero yo construiré con piedras preciosas tus cimientos y tus muros, tus torres y tus puertas. Yo instruiré a tus habitantes, y todos vivirán en paz.” Los cimientos de la personalidad se construyen en la infancia temprana. Muchas de las cosas que ahora nos lastiman fueron ocasionadas en ese momento crucial de nuestra vida. A través de este proceso, Dios reconstruirá tus cimientos y te devolverá el tiempo, el gozo, la paz y la salud que habías perdido.
Así es que no tengas temor, Joel 2:22 dice “Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos.” Hay belleza en el desierto, no es un lugar del todo árido, hay estepas, fuentes de agua, incluso está lleno de fauna y vegetación. Hay esperanza en el desierto. Hay esperanza en medio de la situación que estás atravesando, sólo disponte a escuchar la voz de tu creador.
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